Ágora tiene un carácter muy apacible, curioso y tranquilo. Es una coneja jovencita, la adopté cuando acababa de cumplir justo un año.
Cuando llegó, mis chicos la tomaron por una especie de gato raro y les daba miedo. Ella estaba ansiosa por jugar con ellos y se dedicaba a perseguirlos por la casa, lo cual era bastante gracioso. La de giros que da la Naturaleza. Al principio Oreo, a la que le gusta interactuar con todo, se dedicaba a darle los consabidos manotazos de: ¿pero esto qué es? Y cuando Ágora se subía en el cojín gatuno, se empeñaba en echarla hasta que por fin aprendió a tolerarla. Los otros pronto se animaron también y aunque de vez en cuando se les escapa algún manotazo -como hacen con el resto de los gatos- es frecuente encontrarlos a todos viendo sin pestañear el canal gatuno -mi ventana- en el que siempre echan "Palomas y gorriones".
Siempre tengo la jaula abierta para que salga y entre cuando quiera, aunque la cierro por la noche normalmente porque a veces los gatos quieren usar su arena, sobre todo Edgar que siempre ha tenido la maldita costumbre de ser el primero que marca los areneros y no le entra en la cabeza que haya uno que no pueda utilizar. Además, el otro día le puse a Ágora un buen puñado de heno que se acabó con mayor rapidez de la usual... y todo se aclaró cuando pillé a Edgar masticando hebras dentro de la jaula esta mañana. Si es que es de lo que no hay.
Aunque puede parecer inocente, Ágora es una cone de armas tomar. Si en un descuido se me olvida por la mañana abrirle la jaula, empieza a mordisquear los barrotes en plan: ¡eh, estoy aquí! Y si tiene hambre, con levantar el comedero tiene bastante. Le gusta pasearse por toda la casa y olisquearlo todo, si te sientas en el suelo enseguida se acerca y empieza a curiosearte. Es una sibarita y por ahora sólo he encontrado una chuche que le guste.
Sinceramente, mi mayor problema con ella es el pelo. Le crece muy rápido y el pelo que tiene alrededor de los ojos hace que muchas veces no pueda ver, por lo que tengo que estar atenta y con las tijeras en la mano cada poco. Yo nunca he sido mañosa para la peluquería, de pequeña no sabía que hacer con esas muñecas que consistían en una cabeza a la que le hacías moñitos y trencitas, y a lo mejor le ponías maquillaje, me desconcertaban. En cambio, siempre quise cortarles el pelo a las barbies pero mi madre no me dejó y así terminó mi creatividad peluquera de por vida. Hasta ahora, que me veo obligada a hacerle apañillos a la cone y claro, cuando termino parece una especie de punky en miniatura. Son los únicos momentos en los que estoy segura de que en la prote me han dado una conejilla y no una bola de pelo con ojos :-P
Si alguna vez necesitáis relleno para la almohada, contactad conmigo. Es impresionante quitarle el 30-40% del pelo y que eso suponga por lo menos medio kilo. Esta mañana también le ha tocado peluquería. Al principio se resiste, pero luego empieza a ver mejor y parece entender que no es tan traumático. Creo que le ha gustado el resultado porque se ha ido alegremente a pasear su look por la casa, desde luego debe sentirse mucho más ligera.
Entró en enero en la protectora siendo casi un gazapo, lo que me lleva a pensar que fue un regalo de Navidad que no gustó. Eso de dejarla en la calle en invierno... de verdad que hay gente para todo.
A veces se pone a chuparme, imagino que será su forma de acicalarme, un comportamiento social entre conejos muy arraigado aunque no por eso deja de ser un halago.
Cuando no está de paseo, se tumba tranquilamente en cualquier rincón o se acerca a algún gato para saludar. Ellos ya van asimilando el extraño lenguaje de Ágora, por lo que pegan menos respingos cuando ella se acerca para olisquear y no es raro tampoco que sean ellos los que se acerquen a olerla a ella. Sin embargo lo que más me gusta es verlos juntos tumbados mirando por la ventana, la proximidad es un factor que da idea de la relación de cualquier ser vivo con otro y creo que el estar a menos de diez centímetros entre ellos es indicador de que la cosa va bien. Tal vez con el tiempo se animen a acicalarse entre ellos, aunque todavía es algo que queda por ver.
Y aquí os dejo una foto con el resultado de mi nefasta pero práctica peluquería -espero que ella me perdone-: